Para un regimiento

Pedro Pacheco, ex alcalde de Jerez amén de insigne cigalero presumía de hablar andaluz finolis cuando trajinaba con madrileños. «Zon zordaoh [Son soldados]». «Ezo es un shinco porshiento", solía acotar mientras chupaba las cabezas de los langostinos de Sanlucar. Eva González era sin duda lo más suculento de Masterchef, el talent show de cocina que el miércoles estrenó La 1. La sevillana supo cumplir bien con su cometido si bien, en la transición del ámbito autonómico al nacional, cargó de eses los singulares y aspiró las tres palabras que hubo de pronunciar en francés: «Les gran diplom», se ufanó ante los entusiastas aprendices de cocinero mientras Georges Auguste Escoffier y Molière se revolvían en sus respectivas tumbas. Twitter, por supuesto, ardió por el continuo bisbeo de la bella olvidando, quizás, que ella no tiene tablas sino mucho tablao, algo de lo que no debería renegar pues no hay nada más cursilón que refinar el acento andaluz.

Lo cierto es que Masterchef no requiere de un presentador especialmente brillante. Se trata de un formato ágil y divertido; un talent show en el que el espectador atestigua un verdadero derroche de talento anónimo... y comida. ¡Qué pena de rodaballos caramelizados y ahogados en sirope! ¡Cuánto daño ha hecho El Bulli en los hogares españoles! En cualquier caso, la principal novedad del programa era precisamente que, por primera vez, los participantes se antojaban como personas normales con talento en lugar de excedentes sociológicos. El único punto en común con otros talent shows como La Voz o similares, era el llanto continuo de los concursantes. Un lacrimeo injustificado esencialmente porque apenas picaron cebolla.

En cualquier caso, habría que resaltar la delicadeza de la edición y el cuidado con el que se ha seleccionado los escenarios. La prueba de cocina en el Palacio Real de Madrid era una excelente muestra de esta sensibilidad. Tampoco era casual que otro de los desafíos que se propusieron a los concursantes fuese preparar un rancho para un regimiento de soldados del Ejército.

Puede que la ausencia de publicidad -y la presencia de patrocinadores culturales- ayudara a que el espectador se sumergiera facilmente en la experiencia gastronómica que propone el formato. Masterchef no solo es un reality sino una excelente escuela de cocina.

'Masterchef' [la 1] 11% de 'share'; 2.058.000 espectadores. Un formato ágil y divertido; entretiene y es didáctico. Fracaso asegurado.